En Turín, un grupo bastante numeroso de antiguos alumnos, en su mayoría del Politécnico, chicos y chicas que continuaron reuniéndose, como creyentes, en busca de vías concretas para realizar las aspiraciones ahora mencionadas. En la primera mitad de los años cincuenta, algunos acontecimientos habían marcado el camino de búsqueda del grupo: – en primer lugar, la difusión y la lectura en el grupo de algunos números de la revista «L’Anneau d’or» que habían llegado a sus manos, en los que se hablaba de «espiritualidad conyugal» y del Movimiento Ends, nacido entonces en Francia; después, la denuncia de la existencia del Movimiento Ends a un matrimonio turinés (Lillo y Marisa Donat-Cattin) por parte del teólogo milanés mons. Carlo Colombo; – por último, contactos directos con personas pertenecientes a los Ends, por parte de algunos de los participantes del grupo que viajan a Francia por motivos de trabajo.

 

Con todo, fue un acontecimiento en particular el que hizo avanzar significativamente el acercamiento del grupo a los Fines. En 1958, por iniciativa de la superiora francesa de un instituto de monjas donde el grupo se había reunido a veces, aprovechando el servicio de canguro para los niños nacidos entretanto, que aquellas monjas ofrecían amablemente. Como su invitado era un tal Père Ranwez, jesuita belga que también era consejero espiritual en un fin, la Superiora propuso al grupo pasar una velada con él para intercambiar sus experiencias. El encuentro con ese sacerdote será, para el grupo, decisivo para el inicio de la experiencia.

 

La adquisición de la información proporcionada por Ramwez ya había dado lugar a dos hechos importantes. En primer lugar, la experimentación del método End por parte de algunos miembros del grupo inicial, que estaban más interesados en continuar la experiencia y por ello habían formado dos grupos más pequeños que se convertirían en los equipos Turín 1 y Turín 2, y después la búsqueda de contactos directos con el Movimiento End en Francia. Esta búsqueda había dado lugar a su vez, en 1959, a la invitación a una pareja de Turín a participar en la reunión anual de parejas responsables de equipos, que se celebraba entonces en París, como única en Europa, y a la consiguiente solicitud de inclusión en el Movimiento por parte de los dos grupos de Turín. Esta solicitud fue aceptada formalmente en la primavera de 1960, durante una visita a Turín del abate Joly, en aquel momento colaborador directo del abate Caffarel.

 

En la capital subalpina, un grupo de jóvenes matrimonios, a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, tras varias experiencias en el asociacionismo católico, muchos de ellos procedentes de la clase media católica turinesa, decidieron ponerse en contacto con sus amigos franceses para entender de qué iban estos Equipos. Así, algunas parejas comenzaron su aventura cristiana y humana en Turín. Se trata de Paolo y Amalia Ricci, Celina y Nino Capetti, Fiorenzo y Annamaria Savio, los padres de la presidenta del Distrito 1 Cristina, luego Gina y Beppe Viarengo, colaboradora del Prof. Franco Bolgiani y durante años en el secretariado de Ends que estaba en Turín. Luego Renato y Ada Ascoli, Lillo, hermano del político de DC Carlo y Marisa Donat-Cattin, que tradujo los cuadernos del francés, Matteo y Rein Sarsotti, el matrimonio Lacchia y Torta, Giorgio y Clara Bo, Carla y Joseph Ostino, Silvia y Poppi Simonis, Corrado y Luisa Tresso, padres del concejal Francesco y de nuevo Bruno y Maria Luisa Golzio, Mario y Anna Griseri, las familias Salza, Marin y Pochettino.

Las parejas estuvieron acompañadas por sacerdotes abiertos a la colaboración con los laicos: don Guido Arosio y don Carlo Carlevaris, sacerdotes obreros, don Matteo Lepori, don Franco Peradotto, don Giuseppe Ghiberti, don Franco Martinacci, don Giovanni Giorgis, padre Gian Mario Revelli, don Aldo d’Ottavio, don Luciano Allais, don Antonio Amore, don Tony Revelli, don Ezio Gay, el religioso padre Albano Allocco, los jesuitas Zanda y Granzino y el padre Rizzello, el padre Gigi Mulatero, más adelante el padre Mauro Rivella, el padre Germano Galvagno, el padre Ermis Segatti, el padre Giorgio Piovano, el padre Giovanni Ferretti, el padre Paolo Tomatis, asesor espiritual del Equipo de Coordinación de Turín 2024.