La mañana del Encuentro comenzó con la llegada de los equipieres: algunos en autobús, otros en vehículo y otros a pie. 

Los saludos ante las puertas dan el sentido del Encuentro: gente llegada de todo el mundo y compartiendo una forma especial de ser pareja en la fe. Hay abrazos y sonrisas, incluso un poco de cansancio por el viaje y la llegada al hotel. 

Pero es el encuentro lo que cuenta: hablar un poco el mismo idioma, poder unir las historias sin el cansancio de no entenderse. Cuando las personas del equipo se encuentran, sienten que pertenecen a una misma realidad: recuerdan que están unidas por el amor de Cristo.

9.00 a.m. comienza la oración del Líbano: el bullicio se acalla y SR Líbano acompaña el primer momento del día, que se compone de oración y silencio