En medio del ir y venir de gente, aprovechamos un momento de calma para explorar un rincón de paz dedicado a la espiritualidad: el espacio habilitado para confesiones y el misterio de la Sábana Santa.
Después de recorrer el pasillo lateral, desde el cual de vez en cuando se vislumbraba la multitud reunida en oración para la Santa Misa del día, llegamos al pie de una escalera estrecha y empinada. Una vez arriba, nos encontramos ante un laberinto de paneles, cada uno contando un fragmento de la historia del Sudario.
Detrás, resaltada sobre un fondo negro, se encontraba una reproducción de la Sábana Santa, expuesta de tal manera que todos los fieles que pasaran pudieran contemplarla. En el espacio adyacente, se instalaron confesionarios divididos por macroregiones lingüísticas.Les preguntamos a las personas que estaban allí que nos contaran su experiencia: Ina, que llegó aquí desde Minsk con su esposo, nos confió que fue un momento muy conmovedor para ellos, especialmente porque se emocionaron al poder rezar frente a la imagen de la Sábana Santa.
Maria Jesus, que vino aquí desde León en el norte de España, informa haber sentido la presencia de Dios y su protección. Luiz Carlos cuenta que su esposa Joaniza, después de un largo viaje que comenzó en el norte de Brasil, se emocionó al ver la Sábana Santa. 

Dejando atrás este oasis místico, nos detuvimos a reflexionar: es increíble cómo un lugar tan neutral, habitualmente destinado a eventos de entretenimiento laico, puede transformarse en un lugar espiritual, hecho casi sagrado por la fe de quienes lo habitan.